La mirada de una joven refugiada sobre la educación. Muzoon Almellehan, embajadora de Unicef
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Con 14 años escapó de la guerra en Siria, junto a su familia, rumbo a un campo refugiados en Jordania. A cuestas llevaba solo lo imprescindible para ella: sus libros escolares. Para Muzoon Almellehan, la educación significa esperanza y futuro. Durante los tres años que vivió en campos de refugiados luchó por concienciar a las familias acerca de la importancia de la educación. Ella no cuenta solo su historia, o la de los niños sirios, sino la de millones de niños del mundo que no tienen voz.
Su inspiradora historia, su valentía y su firme defensa de la educación han hecho que muchos se refieran a ella como la ‘Malala siria’. En 2017 se convirtió en la primera Embajadora de buena voluntad de UNICEF con estatus de refugiada. “Cuando negamos a los niños y a las niñas su derecho a la educación, les impedimos que tengan esperanza, que alcancen sus metas y que algún día puedan volver a sus países para reconstruirlos”, afirma.
A continuación el equipo académico de Encinas.pe presenta más casos como los de Muzoon Almellehan.
Casos similares de activistas y luchas por la educación en contextos de refugio: lecciones que no podemos ignorar
¡Totalmente de acuerdo!
La historia de Muzoon Almellehan, la joven siria que a los 14 años ya iba de tienda en tienda en los campos de refugiados de Jordania para convencer a las familias de que no casaran a sus hijas y las enviaran a la escuela, es un recordatorio poderoso de cómo la educación se convierte en un faro de esperanza en medio del caos.
Pero su caso no es único: en todo el mundo, niños y jóvenes refugiados están alzando la voz contra barreras como el matrimonio infantil, la pobreza extrema o las restricciones culturales, luchando por un derecho básico que la Convención sobre los Derechos del Niño garantiza.
Aquí detallamos algunos casos similares, basados en datos actualizados a 2025 de UNHCR, UNICEF y reportes globales. Estos no son solo historias inspiradoras; son alertas sobre crisis sistémicas que afectan a 15 millones de niños refugiados en edad escolar, de los cuales el 51% está fuera de la escuela.
- Malala Yousafzai (Pakistán/Afganistán) – La pionera global contra el extremismo

Contexto:
A los 15 años, Malala sobrevivió a un atentado talibán en 2012 por defender la educación de las niñas en el valle de Swat, controlado por extremistas. Aunque no es refugiada, su activismo se extendió a campos de refugiados afganos en Pakistán y ahora abarca a millones de desplazados en su fundación Malala Fund.
Acciones clave:
Desde campos de refugiados en Pakistán, abogó por escuelas seguras y becas. En 2025, su fundación ha invertido en programas para 1.2 millones de niñas refugiadas en Pakistán, Jordania y Líbano, enfocándose en secundaria y superior –niveles donde solo el 23% de adolescentes refugiados accede globalmente (UNHCR, 2025).
Por qué no ignorarlo:
Muestra cómo el extremismo (como en Afganistán, donde las niñas están prohibidas de secundaria desde 2021) obliga a fugas masivas. En 2025, 2.6 millones de afganos retornaron de Irán y Pakistán, enfrentando un sistema educativo colapsado; Malala advierte de una “generación perdida” si no se invierte en educación inclusiva.
- Robina (Afganistán/Alemania) - Clases online desde el exilio
Contexto:
Robina huyó de Afganistán antes de terminar 10º grado en 2021 cuando los talibanes cerraron las escuelas para niñas. En el exilio, creó clases virtuales para miles de niñas afganas y refugiadas en Irán y Pakistán.
Acciones clave:
Usando Zoom y redes sociales, Robina enseñó matemáticas y ciencias a 5,000 estudiantes en 2024-2025, colaborando con UNHCR. Actualmente en Alemania, aboga por becas y reconocimiento de títulos de refugiados en la UE.
Por qué no ignorarlo:
Ilustra la brecha digital en emergencias: en campos como Dadaab (Kenia), solo el 12% de niñas refugiadas accede a educación secundaria. Muestra cómo la tecnología puede salvar vidas, pero sin inversión (como los 15 millones de dólares en becas para refugiados anunciados por UNHCR en 2025), se pierde talento.
- Ramla Ali (Somalia/Kenia/Reino Unido) - De refugiada a embajadora deportiva
Contexto:
Ramla nació en Somalia, huyó de la guerra civil a los 5 años y creció en el campo de Dadaab (Kenia), el más grande del mundo con 500,000 somalíes y sudaneses. Allí luchó contra el matrimonio infantil y la falta de escuelas para niñas.
Acciones clave:
Fue boxeadora olímpica por Somalia en 2020, se convirtió en embajadora de UNICEF en 2025 y visita Dadaab para empoderar a 142,000 niñas con suministros menstruales y clases. Su iniciativa “Keep Girls Dreaming” distribuyó 500,000 kits de higiene en 2025, reduciendo el absentismo escolar en un 30% (USCRI).
Por qué no ignorarlo:
En Dadaab, la menstruación obliga a 1 de cada 4 niñas a faltar a la escuela. Ramla muestra cómo la pobreza y la higiene son barreras para la educación. Su caso exige acción urgente en África Oriental, donde el 75% de niños refugiados somalíes está fuera de la escuela (UNHCR, 2025).
- Cherinet Hariffo (Etiopía/Kenia/EE.UU.) – Abogado en la ONU por inclusión educativa
Contexto:
A los 9 años, Cherinet huyó de conflictos étnicos en Etiopía y llegó al campo de Kakuma (Kenia). Allí, sin escuelas formales, organizó grupos de estudio informales para 200 niños.
Acciones clave:
Graduado en Ciencias Políticas en Temple University (EE.UU.), es representante juvenil en ECOSOC de la ONU desde 2023. En el Foro Global de Refugiados 2023, impulsó compromisos para educación secundaria en 11 países, beneficiando a 1 millón de niños.
Por qué no ignorarlo:
Kakuma aloja 200,000 refugiados; Cherinet expone que solo el 3% accede a universidad. Su trayectoria resalta la “movilidad social bloqueada” en África, donde conflictos como en Sudán han desplazado a 4 millones en 2025 (UNHCR).
Lecciones globales que no podemos pasar por alto
Estos casos, como el de Muzoon, revelan patrones alarmantes:
Barreras comunes:
Matrimonio infantil (afecta al 40% de niñas refugiadas en Líbano y Jordania), trauma bélico y falta de fondos –solo el 1% de ayuda humanitaria va a educación (UNESCO, 2025).
Progreso frágil:
Desde el Foro Global de Refugiados 2019, la matrícula primaria subió al 68%, pero la secundaria se estancó en 37% por COVID y guerras (UNHCR, 2025).
Llamado a acción:
Necesitamos integrar refugiados en sistemas nacionales (como en Uganda, que educa a 1.5 millones), invertir en alfabetización digital y apoyar campañas como #EducationCannotWait de UNICEF.
La educación no es un lujo; es la herramienta para romper ciclos de pobreza y conflicto. Muzoon lo dijo perfecto: “Nadie puede quitártela”.
Compilado por Ricardo Cuya-Vera de Calidad Integral